martes, mayo 24

Mi desván.

Esta mañana subí al desván de mi cabeza, y por lo que observé todo estaba en orden. Excepto porque parecía que alguien hubiese puesto el modo espejo y hubiese dado una vuelta de 180º a cada uno de los muebles que allí hay. No estaban caídos, ni fracturados, ni siquiera desordenados. Permanecían en la misma posición, sólo que colocados en el sitio opuesto al que les corresponde. Estoy segura de que esta noche has vuelto a pasar por allí. Silencioso, como siempre. Sutil, como nunca. Sabes que odio que me trastoques las ideas que tengo en los jarrones, que me revuelvas los recuerdos de los arcones, que me enredes en los planes que tengo colgados en cuadros. Sabes que no soporto que me revuelvas la vida porque no soy capaz de volver a colocarla. Porque no soy capaz de hacer limpieza los sábados, y menos de mi desván

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